PROAlmendras
Pensamientos muy largos. Hablo por hablar. Escribo para quedar en algún lugar.
DISCLAIMER
domingo, 24 de diciembre de 2023
Del 24 al 25 de diciembre [constante actualización]
viernes, 22 de diciembre de 2023
DREIDEL DREIDEL DREIDEL
Tengo que dejar en claro que aprecio su esfuerzo en cocinar antes, durante y después de la cena.
martes, 19 de diciembre de 2023
Luz, al fin.
La luz volvió hoy, después de tres días. Tres días y tres noches donde lo único que podía hacer era morfar y caminar en círculos en una casa vacía. Mis hermanos y mi Mamá estaban en la casa de adelante; claro que podía ir y saludar. Incluso, ayer, Mamá insistió en que me quedara a comer.
Sin embargo, mi tiempo allá está implícitamente limitado.
Mamá podrá fingir interés en conversar conmigo, o sea, hablar sin parar, pausando para preguntar: “¿o no?” y esperar mi cansado, ya automático y falsamente entusiasta: “y, sí.” Pero nada más.
Comer allá es incómodo, por decir lo mínimo. Yo necesito tomar agua luego de cada bocado y, una vez terminado de comer: pararme, estirarme, tomar mucha más agua y caminar por al menos media hora. Este último conjunto de cosas que solo puedo hacer sola si no quiero que me tilden de enfermita, me lo podría aguantar en cualquier otro escenario. El problema es que, comiendo en frente de Mamá, como ese día, tengo que tener extrema cautela con la cantidad de agua que consumo.
A Mamá no le gusta que tome agua. Desde un principio le disgusta de tal manera de que vivo con miedo de que haga que mi hermano venga a buscar cada bidón en esta casa para llevárselo a la de ella. Dice (sabe) que lo hago para adelgazar. Claramente es cierto, pero yo no le daría mucho crédito porque su solución, al menos hasta hace poco, fue que tome gaseosa, solo gaseosa, como durante los primeros 17/18 sucios, amarillentos y casi llenos de caries años de mi vida.
Desde hace poco empezó a comprar jugo en polvo. Me parece que debe pensar que cuando estoy sola se lo pongo a 90% del agua que bebo, porque no empieza a tratarme como dudara (como antes) cuando voy allá y me sirvo un poco de agua. Aún así, me pone nerviosa.
Mi corazón latía fuerte cada vez que me servía agua en la tacita de 150 ml. que me ofreció para tomar, y más cada vez que tomaba un sorbo de más de un segundo y medio mientras ella hablaba mirándome.
¿Cómo voy a terminarme un plato de polenta frita con tuco tomando gaseosa o jugo?
Ya me alejé de la nena asquerosa que era; tanto que no puedo mezclar comida salada con algo dulce que no sea vino blanco o sidra (y eso solo en la semana Navidad-AñoNuevo).
En fin, tomé lentamente tres tacitas y media de agua y me quedé con la polenta frita en la garganta mientras Mamá me hablaba más y miraba TN por YouTube (que lo poco que alcanzaban los datos del teléfono hacían que se trabara cada tres oraciones) hasta que Mamá se cansó de mí y dijo que se iba a dormir, asumiendo casualmente que yo ya me iba. En realidad, quería estar con mis hermanos un rato, pero para cuando ella habrá entendido mi segundo de silencio y dijo: “o no, quedate, si querés.” yo decidí que iba a volver a mi caja.
Cuando llegué di 100 vueltas de la cocina al comedor, más o menos 40 pasos cada vuelta completa, así que nada, pero aún así lo sentí como suficiente.
La soledad, aunque a veces provenga de rechazo, no es 100% mala.
Así fue mi comienzo del peor día del mes.
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